Cumbre del sevillano que mereció el rabo.‘Morante de la Puebla’ regaló una tarde para enmarcarla en los anales de la tauromaquia. Muy importante Manzanares, en gran figura. Rivera se mostró entregado.
Tenía lugar esta noche en la Monumental Plaza de toros México la segunda corrida de toros de la Feria Guadalupana dentro de la Temporada Grande Internacional. Hacían el paseíllo ante toros de Teófilo Gómez, los españoles, Morante de la Puebla, José María Manzanares y el joven mexicano, Gerardo Rivera, que confirmaba su alternativa.
Tarde sublime del sevillano, que enloqueció por su genialidad a la Monumental de Insurgentes. Enamoró Morante de la Puebla a La México con una faena antológica ante un buen toro de Teófilo Gómez premiado con el arrastre lento. José Antonio Morante Camacho ‘Morante de la Puebla’ regaló una tarde para enmarcarla en los anales de la tauromaquia. Morante tuvo la magia de la inspiración, esa que lo sólo un genio de época es capaz de sacar de su alma. El cigarrero toreó en La México con el corazón roto, partido por tanto sentimiento en cada lance, en cada muletazo y con el alma desnuda, como afirmó Belmonte. Insurgentes vibró de pasión y felicidad, ante la antología del hispalense, que puso en escena toda la verdad y el sentimiento de un torero único. Pinturería, hondura, valor, garbosidad, plasticidad, naturalidad, gracia, temple, ligazón, ritmo… y en definitiva mucha calidad. Morante se rompió las muñecas y toreó en La México más despacio que toreando de salón. Tremendo lo vivido en la Monumental por parte del sevillano que mereció el rabo.
Todo comenzó tras el toro de la confirmación de Gerardo Rivera. Sublime Morante de la Puebla con el capote ante el segundo de la tarde. Fueron dos y una media de terciopelo que enloquecieron a La México. Eso hizo olvidar otra infame presentación ganadera. Morante minó a su noble y dócil oponente en todos los tercios. El sevillano destapó su extraordinaria clase y majestuoso temple, ante un buen astado de Gómez aunque justo de raza. Morante ofreció un concierto de arte y torería. Un toreo sin alardes, lleno de naturalidad y contundente en su creación estética. El artista español dibujó el toreo ante un buen toro que a veces protestaba soltando la cara por tanto mando muleteril. Una obra de puro sentimiento que estropeó con la espada. Aunque después de lo visto, las orejas cuentan menos.
Morante asombró a La México cuando recibió por chicuelinas al cuarto. El remate a tan sorprendente recibo fue una serpentina de cartel. El sevillano ofreció un galleo para meter al toro en el caballo de tal expresión, que enloqueció a los presentes. Maravilla capotera. Los de plata, Gustavo Campos y José Antonio Carretero, contribuyeron a la gran obra del sevillano con los palos y con la suave brega. Morante de La Puebla obró una faena sublime con una torería y una perfección que alcanzó la catarsis en la Monumental. Brindó al respetable José Antonio y volvió a recrearse internamente. Morante exigió una barbaridad a un buen toro que embistió con parsimonia y entrega. Majestuosidad en las muñecas del español que convirtió a Insurgentes en un manicomio. Morante toreó sobre sus pies, girando la cintura, ligando una barbaridad y con un ritmo antológico. Pinturería, valor, plasticidad angelical y una naturalidad abrumadora. La muleta de Morante hizo soñar a la afición con toda la grandeza del toreo resumida en su franela. Ayudados, imaginación, descaros, pericia, improvisación y genialidad por toneladas. José Antonio acarició cada uno de sus naturales que instrumentó con la yema de los dedos y con una cintura quebrada, rota. Este concierto del sevillano lo finalizó con un espadazo. Dos orejas -era de rabo- y arrastre lento al toro.
José María Manzanares no tuvo suerte con el lote y tampoco anduvo fino con los aceros. Manzanares de haber estado contundente con la espada hubiera cortado algún trofeo en el quinto. Tarde seria, muy comprometida del alicantino que mostró su gran potencial de figura, a pesar de no triunfar. Feo, altón y desfachatado de pitones el tercero de la tarde. Un astado que embistió rebrincado en el capote de Manzanares. El primero del lote del alicantino se movió muy mal, como su morfología. ‘Chocolate’que fue derribado en la primera entrada, estuvo sensacional en varas. José María Manzanares lo intentó con tenacidad pero resultó imposible su esfuerzo. Inédito ante uno inverosímil.
Manzanares saludó con buenas verónicas al quinto. Lo tenía complicado Manzanares puesto que La México, estaba aún cautivada por el arte de Morante. Josemari entrometió chicuelinas en un saludo que gustó mucho. El alicantino que era consciente de la actitud reservona del de Teófilo y de la embestida tarda del astado, exigió con la diestra en un par de series ligadas y de mano baja. A zurdas, logró naturales que recordaron las grandes faenas del español durante la temporada. Sufrió una voltereta sin mayores. Manzanares tiró de raza y excelentes formas en una faena sin recompensa de máxima figura. La espada no funcionó.
Cerraba la terna el confirmante Gerardo Rivera que defendió sus argumentos a base de entrega y disposición. El primero de la tarde recibió las lógicas protestas del público por su ridícula presentación. Indigno para una plaza de tanta relevancia. A esté, Gerardo Rivera, lo recibió a portagayola con una larga cambiada de hinojos y un variado manejo del percal. Se cuidó en varas el de Teófilo que llegó con buen son al tercio de banderillas.El matador azteca, estuvo entregado y con exposición en tres pares diferentes bien ejecutados. Brindó al público tras la ceremonia de confirmación. El toricantano tuvo un buen ejemplar enfrente, con virtudes, que le metió la cara con fijeza y prontitud. Geraldo lo toreó siempre con entrega y mucha variedad, pero todo lo hizo con un toreo periférico y acelerado. Resultó volteado sin mayores. Tuvo disposición, pero le faltó reposo y mayor contundencia en su trasteo.
Gerardo Rivera, otra vez se fue a la puerta de chiqueros para recibir al cierraplaza. El sexto en conjunto resultó manejable durante toda su lidia. Rivera tuvo una actuación que resultó un calco de la anterior. Vibrante en banderillas y de nuevo muy decidido con en la muleta en una labor diversa. Irregular con la espada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de México. Segunda de la Feria Guadalupana. Corrida de toros.
Entrada: Algo menos de media plaza
Seis toros de Teófilo Gómez, muy desiguales de presentación y de juego variado. Destacó el cuarto, ‘Peregrino’, Nº 337, 520 kg, premiado con el arrastre lento.
José Antonio ‘Morante de la Puebla’, Ovación y Dos orejas con petición de rabo.
José María Manzanares, Silencio y Ovación.
Gerardo Rivera, (Confirmó alternativa), Palmas y Ovación.
Cuadrillas: Destacó el picador Pedro Morales ‘Chocolate’en el tercio de varas del tercero. Gustavo Campos saludó en los pares al cuarto y bregó extraordinario José Antonio Carretero en mismo toro.
Incidencias: Confirmó Gerardo Rivera con el toro ‘Agua Clara’, Nº 359, 508 kg, del hierro de Teófilo Gómez.