Nazaré brilla al natural y sale a hombros junto a Padilla y “El Yeta” en San Miguel de Pallaques

por | Oct 2, 2017

Nazaré brilla al natural y sale a hombros junto a Padilla y “El Yeta” en San Miguel de Pallaques

Triunfal cierre de feria se vivió ayer en San Miguel de Pallaques con la salida a hombros de la terna torera:  Juan José Padilla, Antonio Nazaré y César Bazán “El Yeta” que se repartieron siete apéndices de un encierro de los diversos hierros de Aníbal Vázquez que tuvo presencia y juego variado en noble.   Destacaron tercero y quinto. La terna salió  a hombros con el alcalde que además es presidente de la comisión de fiestas de San Miguel.

Padilla con el de El Olivar estuvo firme y jugándose el hule porque el toro de salida se rajó y cuando lo sacó tras rallas se defendía a cabezazos buscando y revolviéndose. A pesar de eso, consiguió muletazos por bajo porque el toro tomaba abajo el engaño pero luego soltaba la cara peligrosamente.  Pinchazos.  Palmas.

El segundo fue para Antonio Nazaré, con el hierro de La Viña.  Se desplazaba pero no lo ponía fácil.   Dibujó verónicas suaves y lentas, mecidas. Tumba al caballo. Llega a la muleta sin entregarse del toro, le costaba llegar a la muleta, al tomarla por abajo iba lento y dejó disfrutar del toro su matador que firmó derechazos profundos por abajo, lentos, así como naturales algunos con hondura y sabor. Estocada perpendicular que fue efectiva. Faena de gusto e inteligencia, importante de Nazaré.  Dos orejas.

El tercero con el hierro de fue para El Yeta. El toro era un sardo de muy bonitas hechuras que se desplazó por ambos pitones sin incomodar.  Lanceó bien el diestro a la verónicas y en muleta lo aprovecho mejor por la diestra, tandas templadas a media altura. Con la zurda también se empleó en varias series.  Mato de casi entera.  Oreja.

Dos orejas se llevó Padilla del cuarto. Un toro de La Viña noble que se desplaza con la cara a media altura y fue en ese aire que lo toreó el jerezano. Verónicas y quites por faroles invertidos y delantales que pusieron en pie al publico que disfrutó luego el tercio de banderillas en el que citó en los medios y de poder a poder entró en suerte, destacando el par al violín.  Con la muleta tuvo tiento y sus suavidad para conducir al toro a media altura con pasajes de trazo hondo.  Desplantes y su sello al cierre. Estocada entera y efectiva. Dos orejas unánimes.

Un faenón por naturales fue lo que hizo Nazaré al quinto, un toro de Paiján, jabonero, bonito y vareado, que tenia calidad y ritmo pero a veces se frenaba humillado, supo acoplarse, dándole sus tiempos, aguantando incluso los parones para re-embarcar la embestida y esculpir muletazos de muchos quilates que tuvieron temple pero sobretodo y lo más importante, gusto, cadencia y hondura. Todo ello ejecutado encajando los riñones, asentando las plantas y vaciando las embestidas muy detrás.  Remató con un espadazo tras pinchazo y lo que iba para dos quedó en un apéndice.

Cerró tarde y feria El Yeta con otro de Paiján que se movió pero algo tardo. Lanceó bien con el capote y en muleta se rajó el astado y en ese terreno trasteo ya casi a oscuras.  Estoconazo y petición y dos más en sus manos.