El bou embolat, y su tradición en la Comunitat Valenciana.

por | Dic 10, 2017

El bou embolat, y su tradición en la Comunitat Valenciana.

El festejo o tauromaquia popular, ofrece un gran abanico en sus diferentes modalidades y tradiciones, siendo una de ellas la del toro embolado, o bou embolat, siendo pioneros en la Comunitat Valenciana, donde se vive y disfruta con gran fervor, sobre todo en Valencia y Castellón. Y como ya citamos en un articulo de estadísticas, “por modalidades, las que más se celebran en la Comunitat Valenciana, son la suelta de vaquillas, el ‘bou de rogle’ o toro de corro, el toro cerril, y por último, el toro embolado”

La modalidad de suelta de vaquillas, reina estadísticamente en la Comunitat Valenciana

Pero…¿Cual es su historia en dicha comunidad? ¿Cuales son esas leyendas urbanas sin peso ni fundamento en contra de dicho festejo por los grupos de animalistas que van ligadas al bou embolat desde que el mundo es mundo?

La Historia

El toro embolado, tal y como la conocemos en la actualidad en la Comunitat Valenciana, se remonta a finales del siglo XIX, y su origen es debido a la necesidad de alargar los festejos taurinos hasta la noche, por lo que la única manera de poder hacerlo era embolando al toro, con el objetivo de iluminar las calles y que hubiese visibilidad, ya que en esa época, aún no se contaba con el alumbrado actual. En ese momento, también comenzaron a utilizarse los collares de cascabeles o campanillos con el que se aparejaba al toro y que servía para escuchar al animal por donde iba, en el caso de que se apagaran las bolas. Hoy día, muchas cuadrillas de emboladores, siguen utilizando los collares de cascabeles por tradición, y por resultar de gran utilidad cuando se apagan las bolas de fuego.

A principios del siglo XX, el toro embolado cobra gran protagonismo en las calles de dicha comunidad, y se implanta en muchos pueblos, siendo una de las tradiciones de mayor arraigo y que se ha conservado prácticamente inalterable con el paso del tiempo, y con la corriente antitaurina politica y social que azota al pais, y yendo más allá, hoy en día, en muchos pueblos de la Comunitat Valenciana, no se concibe un festejo taurino sin el bou embolat. En muchas poblaciones, sobre todo de Valencia, el toro de la noche adquiere incluso mayor protagonismo que el de la tarde y se espera con mayor expectación el momento de la embolada.

Desmontando leyendas urbanas sin fundamento de urbanitas

La elaboración de las bolas que se hacen de forma artesanal, ha mejorado en cuanto a los materiales utilizados, pues antiguamente, con los materiales que se hacían las bolas goteaban, por lo que la cabeza y el morrillo del astado eran cubiertos de barro para evitar posibles quemaduras. Hoy en día, por los materiales utilizados en la fabricación de las bolas, estas no gotean, ni desprenden material que pueda quemar ni los ojos, ni la piel del toro. El fuego de las bolas sujeto al asta del toro por un ferrache, ni impide la visibilidad ni produce quemaduras. Cabe destacar, que los herrajes son de un acero que evita las altas temperaturas, y que en ningún caso supera los 40 o 45 grados centígrados, puliéndolos quitar con la mano y sin protección, una vez que termine la embolada. 

En la Comunitat Valenciana y bajo reglamento, un astado puede pisar las calles en varias ocasiones. Y ahora digo yo…¿Un toro que queda ciego tras la embolada, puede salir otro día, fijar la vista, embestir o acudir al cite tal y como hacen? La respuesta es evidente, y es un NO contundente y sin titubeos. Ningún animal, ni persona humana tras una ceguera por accidente, hace su vida tal cual. Simplemente, y sin estudios veterinarios de por medio, la lógica, cordura y coherencia, prevalecen por encima de toda protesta sin fundamento.

La elaboración de las bolas de fuego

Cada maestrillo, tiene su librillo, y cada cuadrilla de emboladores, tiene su fórmula, eso sí, secreta en la elaboración, pero no de los materiales utilizados. Cada bola contiene unos 300 gramos de estopa y se le va dando la forma circular por capas. Por otro lado, se utiliza cáñamo refinado, una mezcla de ceras, trementina y petróleo. Las ceras, resina y petróleo son hervidas y con ese líquido mezclado y unificado, se moja el cáñamo, debe ser escurrido para que solamente se quede húmedo, y la bola no gotee. Una vez seco el cáñamo, se da forma a la bola.