Teo Lázaro es una de las caras más conocidas de San Fermín, por su extensa trayectoria en las calles de Pamplona y porque actualmente es el encargado de las retransmisiones de los encierros en TVE. Toda una vida con el encierro de Pamplona como eje principal de su vida y desde el pasado año pudiendo transmitir a todo el mundo a través de las pantallas lo que siente por los ‘Sanfermines’. Con él, comenzamos en La Tierra del Toro una serie de conversaciones especiales con algunos de los personajes más relevantes de los encierros.
- ¿Cómo fueron tus inicios en los encierros?
Mis inicios se remontan más de 40 años atrás con el encierro txiki -que desgraciadamente hoy en día ya no se celebra- cuando tenía 7 años y acompañado de mi hermano mayor, que tenía 12. De su mano comencé tentando a la suerte en las calles de Pamplona emulando a los mayores.
Diez años después, con 17 años, un 14 de julio y con toros de Miura corrí mi primer encierro. Fue el último día porque mi padre me había amenazado con que, si me veía correr el encierro grande, nos quedábamos toda la familia sin San Fermín y nos volvíamos a San Sebastián (risas). Entonces ante esa responsabilidad, esperé hasta el último día. E hice bien, porque tanto en prensa como en la televisión aquel primer encierro testimonial los toros me adelantaron. Luego fue una mezcla de orgullo porque no había pasado nada y cambió la forma de percibirlo de mi padre y de asumirlo, ya que estaba sentenciado que su hijo iba a correr los encierros igual que habían hecho sus hermanos mayores. Y desde entonces, desde el año 91, no he dejado de correr ningún año.
- Ha sido todo una vida para ti corriendo, ¿Qué podrías decir que significa el encierro de Pamplona para ti?
Efectivamente ha sido toda una vida en cuanto a periodo de tiempo, pero es que realmente es parte esencial de mi vida. Yo no concibo mi vida sin la importancia que ha tenido en momentos claves el encierro de Pamplona, tanto en momentos buenos como en aquellos no tan buenos. Hace 17 años tuve un cáncer y mi objetivo era llegar al 7 de julio. Si yo llegaba al 7 de julio para poder correr el encierro, lo demás me daba todo igual. En aquella época tampoco tenía familia, ahora tengo una hija y te cambia un poco esa percepción, pero era un poco el agarradero del centro de mi vida. Y todo ello ha contribuido desde luego a que yo me haya pasado unos años girando en torno a los encierros de San Fermín.
- ¿Cuándo fue la última vez que corriste en Pamplona?
Hasta el 2019, justo antes de la pandemia. Porque el primer año después de la pandemia, que fue el pasado ya me llamaron para hacerlo en televisión.
El cambio del adoquín a las cámaras de televisión
- ¿Cómo ha sido este cambio de vivirlo en la calle a tener que mostrar esos sentimientos que tienes por el encierro a todo el mundo a través de las pantallas?
Fue una reflexión en la que al principio me negaba a asumir que se me había acabado una etapa. Yo sabía que eso iba a llegar en algún momento de mi vida, pero aunque sabía que iba a ser difícil, me hubiera apetecido haber tenido la oportunidad de elegirlo. Haber vuelto después de la pandemia a la calle, haber corrido dos o tres años y después decir: “hasta aquí hemos llegado, tienes casi 50 tacos, has vivido y disfrutado mucho y ya te toca verlo de otra manera”. Pero como no se puede elegir, el año pasado me hicieron la proposición de relevar a una eminencia del encierro como Javier Solano, y aunque en un primer momento dije que no, vi que era un tren que si dejaba pasar, no iba a volver.
También tuve una conversación muy profunda con mi hermano mayor -el que me introdujo en los encierros- y vi que dentro del encierro había estado en un nivel personal muy satisfactorio durante 30 años, pero tampoco he sido nunca un número uno, y en los medios de comunicación me habían venido a buscar a mí y no podía dejarlo pasar. Después de la satisfacción del año pasado, este año ya no he dudado en repetir; lo más difícil para mí fue tomar la decisión de dar ese paso a un lado.
- Desde esos inicios tuyos al momento actual, ¿Qué diferencias ves en el encierro?
Sí que es cierto que ha habido una evolución en las distancias en las que se corre. Los chavales hoy en día están mucho mejor preparados físicamente que nosotros, no sé si mentalmente, porque nosotros también éramos conscientes de que nos jugábamos la vida cada mañana en el adoquín. La evolución principalmente la veo en eso, en la preparación física del que se va a poner delante del toro y en las distancias inverosímiles. Creo que incluso se ha perdido un punto de esencia en lo que para mí es la belleza de darle un metro al toro, el verle y mirarle a los ojos. Ahora hay momentos en los que no lo puedes llegar a ver porque tienes los pitones encima, pero si le das ese metro -que para mí sería lo ideal- se te mete un tío en medio.
Las distancias a las que se corre en Pamplona no las puedes probar en otro lado, porque el toro te ve y te lleva por delante. Para alguien aficionado al mundo del toro y que tenga la capacidad de ponerse ahí y vivir eso, no te cambias por nadie. Tener un toro de primera, de los de la Feria del Toro, y lo he tenido a escasos centímetros y lo he aguantado, es inigualable.